jueves, 16 de julio de 2009

Entrevista a Xavier Sala i Martin

ENTREVISTA: VIENE DE PRIMERA PÁGINA... CRISIS ECONÓMICA GLOBAL XAVIER SALA I MARTIN Catedrático de Economía de la Universidad de Columbia
"El mundo de 2006 ha desaparecido"

JOSÉ MANUEL CALVO 16/07/2009

"En las crisis hay demanda de economistas, igual que en las epidemias hay demanda de médicos". Xavier Sala i Martin lleva 25 de sus 47 años en EE UU (Yale, Harvard, ahora Columbia), pero cada dos semanas se da una vuelta por España, preferentemente por Cataluña.

"En las crisis hay demanda de economistas, igual que en las epidemias hay demanda de médicos". Xavier Sala i Martin lleva 25 de sus 47 años en EE UU (Yale, Harvard, ahora Columbia), pero cada dos semanas se da una vuelta por España, preferentemente por Cataluña. Entre las peticiones para hablar de la situación económica y su pasión culé (es presidente de la Comisión Económica del Barça), vive entre las orillas del Atlántico. ¿Qué cambia, qué no cambia entre España y EE UU? "El estilo de vida cada vez se parece más, pero detecto aún mucho antiamericanismo, una cierta esquizofrenia: les imitamos y les odiamos".

Tras el pánico del otoño de 2008, el que se reflejó en aquellas primeras páginas, ¿qué es lo que le preocupa ahora a Sala? "Pues que cuando coinciden crisis y pánico, tendemos a olvidar lo aprendido antes. Por ejemplo, lo malos que son los déficit. Y en la UE y en EE UU estamos ya en unos déficit insostenibles. Pasamos del problema de la crisis al de la deuda, y lo malo de las deudas es que se tienen que pagar".

Sala i Martin acaba de intervenir en el Encuentro Financiero Internacional de Caja Madrid y EL PAÍS: crisis, crisis, crisis. Ahora, ante un espectacular plato de huevos fritos con chistorra, habla de la importancia de la psicología en la economía y de la ausencia de liderazgo en la crisis.

"La mayoría de los españoles no va a sufrir la crisis de manera directa. El paro es una catástrofe para el 18%, para el 20% de la población. Pero eso quiere decir que cuatro de cada cinco van a seguir trabajando. Las crisis son asimétricas: unos lo pierden todo, otros casi ni se enteran. Y sin embargo, la gente tiene miedo: no va al cine, a los restaurantes, bebe un vino más barato, no se compra ropa... Cunden el pesimismo y el malestar, pero por razones psicológicas más que económicas. Por eso es importante el liderazgo, para que la gente no funcione guiada por el miedo".

Y ahí es donde fallan los responsables: "Entiendo que el Gobierno tiene que dar ánimo, que no es bueno que cunda el pesimismo, pero la gente no debe ver que el líder está en las nubes. El líder tiene que ser creíble. Y Rodríguez Zapatero no ha encontrado la fórmula para serlo y a la vez dar ánimos". ¿Qué es lo que falta entonces? "Un plan. Se han aprobado medidas sin coherencia intelectual entre ellas, y eso es un error. Zapatero tendría que haber presentado un plan integral que diera la impresión de que sabía lo que hacía".

Y vuelve a los símiles médicos: "Al fin y al cabo, somos los médicos de la economía. El médico, si tienes un cáncer, no te dice que tienes un dolor de muelas, que no pasa nada. Te dice lo que tienes y te propone un plan para curarte. Decir la verdad y hacer lo que es necesario hacer: ésa es la esencia del liderazgo".

Lo que tiene que hacer el Gobierno es buscar la forma de ayudar al 20% que está en paro a volver al sistema productivo. "Yo ligaría el subsidio a que el parado se reciclara. Dejaría de llamarlo subsidio y lo llamaría, no sé, 18 meses de clases, no de paro. Un año y medio aprendiendo lo que sea: Excel, trabajo bancario, a ser camarero, lo que sea...; todo menos pensar que se va a volver a la construcción. El mundo de 2006 ha desaparecido. Todo ha cambiado. Hay que ir hacia la flexiseguridad, a proteger al trabajador, no al puesto de trabajo. Ahí está Dinamarca: en plena crisis, un 4% de desempleo".

Sala lleva en la solapa la insignia de la Copa de Champions que el Barça conquistó en Roma a finales de mayo. Hoy toca americana color naranja. Tiene 350, entre Nueva York, Barcelona y Cabrera de Mar. "Mis estudiantes de la Columbia hacen apuestas sobre el color de la del día siguiente y he tenido intentos de soborno". ¿Cómo empezó todo? "La primera vez que volví de EE UU traía mis jerséis de color pastel que estaban de moda cuando me fui; y encontré a mis amigos de color verde oliva. Vi que la gente se pone algo no porque le gusta, sino porque lo dice alguien en París o en Milán, y entendí que la moda es una dictadura militar. Yo soy amante de la libertad y de hacer lo que me da la gana, y dije: 'A partir de ahora, me vestiré como me dé la gana, digan lo que digan los dictadores de Milán y de París'. Me costó mucho, porque la gente se ríe, se meten conmigo, pero me da igual".

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